Si un mioma puede convertirse en cáncer es una de las preguntas más frecuentes en la consulta diaria de un ginecólogo. La relación entre mioma y cáncer es remota, pero siempre genera muchas inquietudes. La frecuencia tan elevada de miomas en la mujer y el aumento del número de cánceres, que en la actualidad vamos detectando los médicos, alimenta estos miedos. Los miomas son tumores benignos desarrollados a partir de las fibras musculares de las paredes del útero. El útero es un órgano destinado a contraerse durante toda tu vida: con la menstruación, en el embarazo, en el parto, los entuertos, etc. La mayoría de las mujeres desarrollan miomas en útero a lo largo de su vida. Son el tumor (benigno) más frecuente. Por tanto, cada vez que vas a tu ginecólogo y te hace una ecografía, la conversación gira en torno a si el mioma ha crecido, cuánto mide, etc.
¿Cómo saber si son “buenos” (benignos)? ¿Se pueden transformar en malignos? Aparte de su frecuente aparición, el problema está en que una buena parte de ellos terminan provocándote síntomas: dolor menstrual, reglas abundantes, esterilidad, problemas en el embarazo, etc.
¿Qué es un sarcoma?
El tumor maligno de la fibra muscular del útero se denomina sarcoma uterino y es un tumor excepcionalmente raro. La inmensa mayoría de los tumores de útero no son sarcomas. Tan raro que su frecuencia es de 0.6 casos/100.000 mujeres/año. Esta frecuencia tan baja (menos de 1 caso/100.000 mujeres/año) ya nos debe de tranquilizar, sobre todo si piensas que más del 50% tenéis o tendréis miomas a lo largo de vuestra vida. Los carcomas son tumores que aparecen sobre los 50-55 años, es decir tras la menopausia, mientras que los miomas aparecen antes de la menopausia, sobre los 35-50 años. Los síntomas más importantes son: el sangrado vaginal (metrorragia postmenopausica), el dolor abdominal bajo y la sensación de bulto o masa de crecimiento rápido. Pero en algunos casos, sobre todo al inicio del desarrollo del tumor pueden ser asintomáticos.
Es verdad, que en algunas ocasiones hacer el diagnóstico diferencial entre un mioma y un sarcoma uterino no es fácil. Obviamente, si haces revisiones ginecológicas y tienes un mioma que te hemos ido siguiendo desde hace 15 años, no pensamos en que se trasforme en maligno. El problema está en una mujer que acude a la consulta, 55 años, con sangrado vaginal tras la menopausia, y que presenta en la ecografía un tumor en el útero que no había sido visto antes. Aquí sospecharemos que pueda ser un sarcoma. Una vez más te aconsejo hacer revisiones y ecografías periódicas. ¿Cuáles son las pruebas que utilizamos en el diagnóstico diferencial de mioma y cáncer? Los medios son diversos. Lo primero es hacer una exploración ginecológica, una ecografía abdominal y vaginal, y una biopsia endometrial. En un segundo momento y según lo anterior, se completará el diagnóstico con una histeroscopia y con una resonancia magnética. Con estas pruebas tenemos el diagnóstico y estaremos en situación de ofrecerte el tratamiento.
¿Se puede transformar un mioma en cáncer (sarcoma)?
Ésta es la pregunta de hoy. Los sarcomas son muy raros y la inmensa mayoría de los casos son primarios, es decir “nacen” ya siendo malos. Es verdad que algunos trabajos científicos han hecho sospechar la transformación del mioma en cáncer, pero no se han podido demostrar o son casos contados en el mundo. A efectos prácticos, un mioma no se transforma en cáncer. Para estar seguros, lo mejor es hacer revisiones periódicas y saber si tienes miomas desde antes de la menopausia. Si es tu caso, puedes estar tranquila de que seguirá siendo benigno a lo largo de tu vida. Los miomas crecen antes de la menopausia, por efecto de las hormonas de tu ciclo menstrual. Tras la menopausia cesa la producción hormonal de estrógenos y gestágenos de tu ovario, los miomas tienden a disminuir de tamaño (se “secan”), y no vuelven a darte mayores problemas. Un mioma que crece tras la menopausia debe de ser operado y así permitir su estudio.